¿Como es el Campo de Concentración Sachsenhausen?
El campo de concentración de Sachsenhausen fue uno de los más esenciales de la Alemania Nacionalsocialista y es una visita indispensable si viajas a Berlín.
Conoce su historia y de qué forma visitarlo.
El campo de concentración de Sachsenhausen fue construido en mil novecientos treinta y seis por presos de otros campos de concentración.
El circuito, concebido como campo de concentración “habitual y también ideal”, trataba de plasmar la imagen del planeta del nacionalsocialismo y someter a los presos al poder de las SS.
Si bien para bastante gente no sea una visita agradable, todos creen que es indispensable y no vacilan en aconsejarla.
El interés histórico del campo de concentración de Sachsenhausen está fuera de toda duda.
Breve Historia de Sachsenhausen
En el mes de julio de 1 9 3 6 los nazis establecieron el campo de concentración de Sachsenhausen a las afueras de Oranienburg, pequeña localidad ubicada 35km al norte de Berlín.
Este campo vino a reemplazar a uno considerablemente más pequeño situado en el centro de la urbe que llevaba en funcionamiento desde 1 9 3 3, año del ascenso de Hitler al poder.
Sachsenhausen sirvió como modelo para otros campos de concentración y allá recibieron instrucción los que después serían sus responsables.
Delincuentes, opositores al régimen, homosexuales, judíos, marxistas, testigos de Jehová y soldados rusos conformaron el grueso de sus internos.
Más de doscientos personas pasaron por allá, de las que se piensa que unas cien perdieron la vida, víctimas de enfermedades o bien ejecutados.
El campo fue liberado en el mes de abril de 1 9 4 5, mas este no fue el final del horror.
Desde agosto de aquel año, Saschenhausen se transformó en el Campo singular nº7 del NKVD, un campo de concentración soviético que funcionó hasta la primavera de 1 9 5 0.
En ese tiempo, murieron por lo menos otras 1 2 5 0 0 personas.
Visitar el Campo de Concentración Sachsenhausen
En 1 9 9 3 el campo fue transformado en el Museo y Memorial de Sachsenhausen y puede ser visitado de manera gratuita.
Lo más frecuente es acercarse hasta allá desde Berlín (detalles prácticos al final del blog post), dedicando cuando menos cinco horas entre transportes y visita.
Una vez en el circuito, la primera cosa que debéis hacer es asistir al centro para visitantes, solicitar un pasquín con información y mapa y, sobre todo, arrendar una audioguía.
Están libres en español por 3 €.
Merece mucho la pena y contribuís al mantenimiento de las instalaciones.
Audioguía en mano (la podéis compartir cada dos, por poner un ejemplo), vamos a estar en predisposición de iniciar la visita a Sachsenhausen.
La primera cosa que encontraremos es una calle que nos lleva cara la puerta de entrada primordial, donde se puede ver la inscripción Arbeit macht frei, usada en múltiples campos de concentración y de exterminio, que significa:
«el trabajo os hace libres» o bien «el trabajo libera».
Lo que vais a ver ahora es un enorme campo desolador, con algún memorial y múltiples barracones desperdigadas acá y allí.
Prácticamente todos son visitables y poseen sorprendentes exposiciones, con documentos de la temporada, fotografías, objetos de los internos y reproducciones de espacios donde habitaron, trabajaron y padecieron.
La audioguía nos va a dar buena cuenta de los detalles.
Y hay que advertir que ciertas historias no son capaces para personas sensibles, puesto que reflejan con crueldad las crueldades allá cometidas.
Los barracones no son originales, puesto que los campos fueron totalmente desarticulados, mas muchos se reconstruyeron aun con exactamente los mismos materiales y siguiendo los patrones utilizados por los nazis.
Los caminos de la explanada respetan las trayectorias de los caminos que en su día se utilizaron para circular entre barracones, de tal modo que uno puede hacerse una idea de de qué forma se organizaban los campos.
Impresiona contemplar el gran vacío y meditar que allá, no hace tanto, vivieron y murieron miles y miles de personas que en la mayor parte de casos no cometieron mayor crimen que pertenecer a una determinada etnia o bien religión.
En un día gris (algo bastante frecuente), el silencio puede llegar a estremecer.
No profundizaremos demasiado en las visitas indispensables de Sachsenhausen pues esperamos que arrendaréis la audioguía y proseguiréis las sugerencias del centro de visitantes, mas acá os nombramos escuetamente ciertos lugares que no os podéis perder.
Un sitio de paso obligado es la Torre A, la torre de vigilancia por la que vamos a haber accedido al campo.
A mano derecha encontraremos los Barracones 3 8 y 3 9, con exposiciones sobre los judíos en el campo y la vida diaria de Sachsenhausen.
Muy cerca se halla la Cárcel, con su exposición.
Si retornamos al centro del campo, los 2 grandes barracones que vamos a poder visitar son la Cocina a un lado y la Lavandería al otro, con objetos, habitaciones y exposiciones permanentes.
Si proseguimos internándonos en el campo, vamos a pasar por el Memorial de la Liberación ya antes de llegar a el rincón opuesta a la entrada (el campo tiene forma triangular).
En este vértice encontraremos la Torre E también, con exposición sobre la relación entre Sachsenhausen y Oranienburg, el Museo del Campo Singular Soviético, y el Sonderlager, un subcampo con barracones de ladrillo (originales) para aliados y presos esenciales.
Retornando cara la entrada por nuestra derecha (lateral izquierdo visto desde la entrada), vamos a poder visitar ciertas zonas más duras del campo, como un muro con fotografías sobre las ejecuciones y asesinatos masivos, la Zanja de las Ejecuciones, la Fosa Común, el Crematorio o bien la Cámara de Gas.
El memorial «Station Z» documenta los salvajes sucesos.
En el vértice izquierdo de campo (esquina opuesta a los barracones 38 y 39), podemos ver los Barracones de Enfermería y el Barracón de las nosologías y la morgue.
Ciertos relatos de la audioguía en esta sección son verdaderamente duros.
Al salir del campo por la Torre A, todavía vamos a poder visitar una última exposición, la del Neues Museum, con fotografías, vídeos y audios que documentan la cronología de Sachsenhausen.
Las construcciones que vais a ver en las proximidades son viejas casas o bien oficinas utilizadas por los soldados nazis.
Si os lo tomáis con calma, habrán pasado unas horas desde el instante en que cruzasteis por vez primera la entrada de la Torre A.
Es instante, tal vez, de echar la vista atrás y meditar en de qué forma debieron sentirse las miles y miles de personas que pisaron aquel sitio en tiempos de la Alemania nacionalsocialista.
La visita no va a haber servido de nada si no nos tomamos unos minutos (o bien una vida) para meditar.
¿Es preciso ir con guía?
Si bien cualquier persona puede visitar el campo de concentración sin inconveniente, debido a que este fue destruido prácticamente por completo, hacer la visita guiada adquiere singular relevancia.
El sitio no es bonito de ver y está “demasiado vacío”, con lo que, si absolutamente nadie te explica qué había en todos y cada sitio, por qué razón lo había y qué pasó allá, la visita pierde prácticamente todo el interés.
Por servirnos de un ejemplo, ver el patio central vacío no tiene ningún sentido sin saber qué eran las formaciones, cuánto duraban y por qué razón se hacían, o bien qué género de trabajos forzados y castigos se realizaron en este.
Horarios:
Abierto todos y cada uno de los días.
Del 15 de marzo al 14 de octubre: 8:30h – 18:00h
Del 15 de octubre al 14 de marzo: 8:30h – 16:30h
Precios:
Entrada gratis
Audioguía (libre en español): tres euros Tours guiados: 1 5 e euros para conjuntos de hasta 1 5 personas. 2 5 euros hasta 3 0 personas. 2 5 euros extra por conjunto en lenguas foráneas.
Web oficial:
Memorial and Museum Sachsenhausen (inglés y alemán)
Alojamiento:
Lo más frecuente y práctico para visitar Sachsenhausen es alojarse en Berlín.
En Booking podéis preguntar los hoteles próximos a Berlin, estar lo más cerca posible de las estaciones de ferrocarril.
Una alternativa de alojamiento bien interesante es Airbnb.
Podéis dormir en casas de particulares o arrendar pisos privados a buen costo. Si os dais de alta con nuestro link vais a recibir 25 $Dol de bienvenida. 😉
Un consejo
Puesto que la visita termina en Berlín hacia las 16:00 horas, es conveniente llevar algo de comer para el mediodía.
Podéis tomar un pequeño piscolabis como una bolsa de patatas, una barra, etcétera Sin embargo, tened presente que se trata de un campo de concentración que ha de ser respetado.
Está prohibido hacer picnics o bien manchar este sitio. Os solicitamos sobre todo los pies en el suelo.
Recordad que en Sachsenhausen perdieron la vida miles y miles de personas cuya memoria merece ser respetada de forma conveniente.
Una experiencia emotiva
El Campo de Concentración Sachsenhausen no deja indiferente a ninguno de sus visitantes.
A lo largo del recorrido por los barracones en los que se hacinaban los internos, os adentraréis en la dura historia que tuvo lugar en el circuito, visitando la enfermería, en la que muchos murieron debido a atroces ensayos, o bien tomando sitio en el patio en el que los hacían formar a lo largo de largas horas mientras que ciertos se caían debido al agotamiento, el frío o bien el calor.
Resumiendo, la visita al campo de concentración de Sachsenhausen es dura y emocionante.
No obstante, es una parte de la historia de la humanidad, de Alemania y de Berlín particularmente, con lo que es una de las cosas que ver en tu viaje a Berlín.